Bhakti yoguini, peregrina del amor divino

Quizás al verme, piensas que cambié, que soy otra persona, tal vez una exageracion, algo extravagante, una fanatica, que antes cuando me conociste yo no era así, quizás era alguién más “normal”, de taco y pantalon jean, que me vestía casi normal (aunque debo de confesar que nunca me salí del estilo hipie jajaja)…¿ Qué le paso? No es Adriana, la amiga del cole, de la universidad, del grupo de intercambio, de la fiesta de los “quince”, o del concierto de Ricky Martin o de la “khoa” de “agronomia” ahora resulta que hasta se cambió de nombre, ahora se hace llamar: Navita y ¿porque? Nadie se ha atrevido a preguntarme qué fue lo que pasó. Sin embargo, quiero presentar una respuesta, no porque mi vida sea importante para alguien, sino porque tal vez te ayude a ti que estás buscando un cambio…

Sería en los años universitarios, cuando por primera vez sentí aquella libertad de ser como quería ser en verdad: mi pensamiento izquierdista, accionar desde lo que sentía, romper los modos tradicionales de hacer las cosas, pintar murales de rebeldía en contra del sistema, quizas por esto elegí estudiar Agronomia para estar en el campo, con la gente más simple y sencilla, sin tanta pose, apariencia, y porque quería dejar de ser un maniqui del escaparate de la sociedad, quería probar la realidad de mi país, indígena y pobre, simplemente quería cambiar aires y ese entorno en el que había había pasado mi adolescencia ya me parecía obsoleto.

Me ilusionaba el hacer una revolución social para suprimir la explotación al más débil o proteger a lo más vulnerable como la naturaleza… Así como todo joven sueña… Pero con el pasar de los años me di cuenta que esos deseos, esas utopias que por más lucha que le pusiera, se quedaban ahí en el limbo del “idealismo” y que cambiar una sociedad era más difícil , imposible, porque aquel líder comunista, en quien creía y con el que cantaba el “playa giron” se corrompía con el dinero del capitalismo, mostrandome esa fragilidad humana, corrupta y egoísta de la que estamos hechos, para darme contra el suelo de la realidad y mis ideales de cristal se rompieran en mil pedazos.

Luego comprendí o mas bien, escuché una vocecita interna que me decía que no estaba en el camino correcto. Después de intercambiar unos libros de aqui y allá, por “casualidad” me llego uno que era de William Blake que decía: “si las puertas de la percepción fueran limpiadas, toda cosa aparecería frente al hombre tal como es, infinita”

Se me iluminó el mundo con esta palabra “infinita” que inicialmente para mi representaba una libertad suprema. Este pensamiento fue mi guía para el año 2004, cuando por otra causalidad hallé un libro dentro los libros usados que se exponen en la acera de Correos de mi ciudad que titulaba “LA CIENCIA DE LA AUTORREALIZACIÓN” , en cuya portada aparecía un hombre serio, sobrio, firme, hasta me dio miedo, estaba vestido con unas telas que no las entendía. Leí que era algo así como un Swami (monje renunciante) de la India… me impresionaron su rostro y el poder con que se presentaba ante mis ojos: “¡India! ¡Que increíble!” -me dije-, pero lo que más llamó mi atención era que decía que él había construido una casa para todos. ¿Para todos? ¿Para todos en el mundo? A qué se refiere? Y cuando terminé ese libro, la evolución y la perfección espiritual de ese Swami, que emanaban a través de las páginas, llegaron a lo más profundo de mi ser, que inspiró un deseo de querer vivir en la casa que el había construido. Y no me equivoqué pues algo en mi interior despertaba, una revolución interna. Primero tomé iniciación de mi MAestro Espiritual , quién cambió mi nombre a Navalatika, pero por ser muy largo, y aquí en Sudamerica todos los nombres se hablan con diminutivos, quedó en Navita, y a partir de ahí, increíblemente, fue como nacer de nuevo, una nueva vida.

Así me hice discípula en la tradición del bhakti yoga y en este recorrido, que no es corto ni largo, sino eterno, sigo aquí limpiando poco a poco mis suciedades, mi consciencia, el espejo de mi corazón para un día sin falta, pueda verme como un ser espiritual en relación a Dios.

Encontré la revolución que buscaba, pero esta vez, debía comenzar por mi misma, que el único poder que tenía y que tengo es sobre mí, sobre mi mente, nada más.

Así que no es ceguera ni fanatismo, sino el viaje del alma, que si requiere la determinación frenética, inmesurable, intensa, desmedida, un anhelo una codicia extrema espiritual para experimentar ese Amor divino…

——–

Soy una pequeñísima partícula dentro de la inmensidad de esta creación y el querer hablar y escribir son solo para mi propia purificación, y si algún valor ha de tener que sea solo por el intento de servir a mi Maestro Espiritual…Sería años atrás que comencé a sentir la urgencia de encontrar respuestas para lidiar con el mundo interrogativo de emociones y experiencias que en cierta medida me generaban descontentos y conflictos…

Ya había hecho las maletas sin pensar en nada más que en el viaje. De seguro irá todo bien. Dios está conmigo. Finalmente tomé el último tren que salía de la capital Nueva Delhi hacia Mathura.Al fin tendría la gran fortuna de conocerlo. Lo imposible era ahora posible, cruzando océanos, la bendición más grande de mi vida y el anhelo intrañable de mi alma sería real: mi sed conquistada, mi insatisfacción calmada y mi alma descansando en su regazo por la eternidad. Quería imaginar la escena: ¿Qué le diría? ¿Qué me diría?…. El encuentro místico, esperado por vidas, de ese ser a quien yo amaba profundamente, cuyo darshan había anhelado -su imagen auspiciosa manifestándose frente mío-. Una explosión de sentimientos me sucedía llenándome los ojos de agua y mi corazón quería brincar.

Eran el sonido de su voz y sus ojos azules como el mar que me hacían un llamado a la trascendencia, un diálogo espiritual de alma a alma que quedaría estampado en la memoria del corazón

La naturaleza de la mente es estar inquieta como una corriente de pensamientos que fluye sin parar, de la misma forma que las lucesitas a través de mi ventana del tren pintaban velozmente nostalgias, algo de desesperanza y miseria. ¡Ah! son las pequeñas casas cerca de las rieles -observé-. Mucha pobreza. Pienso en la gente que se esfuerza por el dinero, por ser feliz, por amar, por estar en paz, por ser mejores cada día. ¿Qué es el Amor? ¿La felicidad? ¿La paz? Siempre escuché repetir estas palabras a todos y en todas las expresiones posibles : canciones, escritos, poesía, etc, pero no sé si realmente comprendemos de lo que en verdad se tratan…Mi mirada sigue en las casas simples, rústicas y llenas de gente. Vidrio empañado. ¡Mucha gente! Millones de habitantes tiene la India! – me sentí abrumada. Y recordé que cuando conocí a algunos aldeanos días antes, quienes vivían en condiciones aparentemente pobres, me dijeron : “todos estamos de paso por este mundo”.Entonces de alguna manera me tranquilice pensando que aunque tenga o no riquezas, nada de eso me pertenece porque estoy de paso…

La cultura oriental es tan opuesta a la occidental…

 He sido un buscadora y todavia lo soy, pero deje de preguntarle a los libros y a las estrellas para comenzar a escuchar mi alma” Rumi

El amor es la cura

“La virtud de amor, el amor natural del corazón, es el principal requisito para obtener una vida santa. Cuando este amor, el regalo celestial de la naturaleza, aparece en el corazón, quita todas las causas de alteración del sistema, le enfría a un estado perfectamente normal y, tonificante de los poderes vitales, expulsa todos los cuerpos extraños, gérmenes de enfermedades, por vías naturales (transpiración, etc.). Así hace que el hombre sea perfectamente sano en cuerpo y mente, y le permite comprender correctamente la guía de la naturaleza y de su propio Dios Sri Yukteswar Giri

El principio básico de la vida es que todos tenemos una propensión general a amar a alguien. Nadie puede estar sin amar a otra persona. El amor es una tendencia que está presente en cada ser vivo. La cuestión es dónde depositar nuestro amor para que todo el mundo sea feliz. La sociedad actual nos enseña a amar a nuestro país, a nuestra familia o a nosotros mismos, pero en ninguna parte se explica dónde podemos depositar esa propensión a amar para que todo el mundo sea feliz“. Srila Prabhupada

Con profundo amor,

Navita

%d bloggers like this: