El trabajo es Adoración

“El trabajo es adoración. El trabajo es meditación. Servir a todos con intenso amor, sin idea alguna de ser autor de las acciones y sin esperar los frutos ni la recompensa. Realizaréis a Dios, servir a la humanidad equivale a servir a Dios.
(…) El espíritu de servicio debe estar profundamente arraigado en todos vuestros huesos, células, tejidos y nervios. (…) Mostrar intenso celo y entusiasmo por el trabajo. Ser ardiente en el espíritu de servicio.
Mantén tu mente en Dios y tus manos en la obra.
Un karma yogui ni siquiera espera que las personas a las que sirve le den amor, estima, gratitud o admiración a cambio.
(…) Debes aprender el secreto de renunciar o abandonar los frutos de la acción. Largo es el
lección, práctica dura (…).
Mata la ambición, mata el deseo vital, mata el deseo de comodidad.

Trabaja como lo hacen los ambiciosos. Respetar la vida como quien la desea. Sé feliz como quien vive para la felicidad La reconciliación de estos opuestos es el secreto de la renuncia.

Todos aquellos que buscan el poder, la vida o la comodidad toman acción para obtener y disfrutar estos frutos, y dirigen sus actividades a este fin. El fruto es el motivo del esfuerzo, mientras que el deseo por él inspira el esfuerzo.
Los aspirantes deben trabajar tan enérgicamente como los niños del mundo, pero deben tener un nuevo motivo; deben trabajar para que se realice la ley divina, para que se afirme el plan divino, para que se haga por todos lados la Voluntad de Dios.
Este es el nuevo motivo: trabajar sólo para Dios.
(…) el novicio debe recordar que mucho de su trabajo consiste en practicar los preceptos prescritos por todos los grandes Maestros.”

(Swami Shivananda – la Práctica del Karma Yoga)