En mi tradición de yoga, la meditación, inicialmente, comienza en la mente para calmarla, apaciguarla, y cuando esté tranquila suceda el:
” yogas citta vritti nirodah”
La mente se compara como las aguas de un estanque que en su tranquilidad actúan como un espejo que refleja la verdadera identidad, es decir, podremos vernos a nosotros mismos como seres espirituales, y también en el estanque del corazón podremos ver a Dios, y experimentar su amor trascendental y eterno.
El bhakti, amor incondicional es la energía más poderosa, no el conocimiento, ni las austeridades, ni la renuncia.
Emprende el viaje a tu corazón para experimentar el amor divino que albergas, no permanezcas en la mente.
Mi meditación es en el maha mantra, el mantra del amor, con la mala “rosario” que me lleva al tesoro de ese amor divino, el cual anhelo, deseo porque quiero bañarme del amor eterno, quiero tener un romance divino con Dios.
Y así como lo dice también un gran maestro espiritual:
“Si vas de la mente al corazón, lograrás el objetivo por el que estás aquí. De esto hablan todas las religiones. Todas las prácticas espirituales, todos los maestros espirituales a lo largo de los siglos han hablado de eso, para ir de la mente al corazón. Sabes, puedes ir alrededor del mundo diez veces, puedes ir de aquí a la luna, a Marte, pero si no vas de la mente al corazón, no encontrarás nada que estés buscando, y es la distancia más corta de todas.” Śrī Śrīmad Swāmī Paramahamsa Viśhwananda
Bhakti Shakti, Sabiduría Espiritual Femenina 